Via Crucis

La devoció al Via Crucis

«Via Crucis» llatí de «Camí de la Creu». També conegut com a «Estacions de la Creu» i «Via Dolorosa». Es tracta d’un camí de pregària que cerca endinsar-nos en la meditació de la Passió de Nostre Senyor Jesucrist en el camí al Calvari. El camí es representa amb una sèrie d’imatges de la Passió o «Estacions» corresponents a incidents particulars que Jesús va patir per la nostra salvació.

La finalitat de les Estacions és ajudar-nos a unir-nos a Nostre Senyor fent un pelegrinatge espiritual a la Terra Santa, als moments més assenyalats de la seva Passió i mort redemptora.

Passem les catorze estacions meditant certes oracions. Diversos sants, entre ells Sant Alfons Ligori, Doctor de l’Església, han escrit meditacions per a cada estació. També hi podem afegir les nostres. És tradició, quan les Estacions es fan en públic, cantar una estrofa del Stabat Mater mentre es passa d’una estació a l’altra.

La devoció al Via Crucis

La mística i religiosa Josefa Menéndez, germana de la Societat del Sagrat Cor de Jesús a Les Feuillants, a Poitiers(França) i en procés de beatificació, va rebre missatges del Sagrat Cor de Jesús entre 1920 i 1923. Aquests es recullen en el llibre «Una crida a l’Amor» («Un llamamiento al amor» PDF), al qual el Papa Pius XII (en aquell moment Cardenal Eugenio Pacelli) va donar la seva benedicció a la primera edició.

El Via Crucis dictat per Nostre Senyor a Sor Josefa, inicia amb aquestes paraules:

«Josefa, em contemplaràs durant el dolorós camí del Calvari, en el qual vessaré la meva Sang. Adora-la i ofereix-la al meu Pare celestial per tal que serveixi per a la salvació de les ànimes»

PRIMERA ESTACIÓN «Jesús es condenado a muerte»

Escucha cómo pronuncian contra Mí la sentencia de muerte… Mira con qué silencio, paciencia y mansedumbre la recibe mi Corazón. Almas que tratáis de imitar mi conducta: aprended a guardar el silencio y la serenidad delante de lo que os mortifica y contraría.

Después de cada estación, Josefa decía esta Oración:

«Padre Eterno: Recibe la Sangre divina que Jesucristo, tu Hijo, ha derramado en su Pasión, por sus llagas, por su Corazón, por sus méritos divinos, perdona las almas y sálvalas» Y besando el suelo decía: «Sangre divina de mi Redentor: te adoro con gran respeto y gran amor para reparar los ultrajes que recibes de las almas»

SEGUNDA ESTACIÓN «Jesús carga con la Cruz»

Mira la Cruz que ponen sobre mis hombros. Grande es su peso, pero es mucho mayor el amor que siento hacia las almas. Almas que me amáis: comparad vuestro sufrimiento con el amor que me tenéis, y no dejéis que el abatimiento apague la llama de ese amor.

Después de cada estación, Josefa decía esta Oración:

«Padre Eterno: Recibe la Sangre divina que Jesucristo, tu Hijo, ha derramado en su Pasión, por sus llagas, por su Corazón, por sus méritos divinos, perdona las almas y sálvalas» Y besando el suelo decía: «Sangre divina de mi Redentor: te adoro con gran respeto y gran amor para reparar los ultrajes que recibes de las almas»

TERCERA ESTACIÓN «Jesús cae por primera vez»

El peso de la Cruz me hace caer en tierra, pero el celo por la salvación de las almas me hace levantar, cobrar de nuevo ánimo y seguir el camino.

Almas a quienes he llamado para compartir el peso de mi Cruz: ved si vuestro celo por las almas os da nueva vida para seguir adelante en el camino de la abnegación y renuncia, o si vuestro exceso de amor propio abate vuestras fuerzas y no os deja soportar el peso de la Cruz.

Después de cada estación, Josefa decía esta Oración:

«Padre Eterno: Recibe la Sangre divina que Jesucristo, tu Hijo, ha derramado en su Pasión, por sus llagas, por su Corazón, por sus méritos divinos, perdona las almas y sálvalas» Y besando el suelo decía: «Sangre divina de mi Redentor: te adoro con gran respeto y gran amor para reparar los ultrajes que recibes de las almas»

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